jueves, 6 de octubre de 2011

"Ustedes, que son mi pueblo, huyan de esa ciudad, para no hacerse cómplices de sus pecados ni ser castigados con sus plagas"

PALABRA DE SALVACION, EL QUE SEPA OIR QUE OIGA !!!!!

No damos palabra de hombre damos palabra de DIOS.






APOCALIPSIS

CAPÍTULO 18

La caída de Babilonia




18:1 Después vi que otro Ángel descendía del cielo con gran poder, mientras la tierra se iluminaba con su resplandor.
18:2 Y gritó con voz potente: "¡Ha caído, ha caído Babilonia, la grande! Se ha convertido en refugio de demonios, en guarida de toda clase de espíritus impuros y en nido de aves impuras y repugnantes.
18:3 Porque todos los pueblos han bebido el vino embriagante de su prostitución, los reyes de la tierra han fornicado con ella y los comerciantes del mundo se han enriquecido con su lujo desenfrenado".
18:4 En seguida oí otra voz que venía del cielo y decía:
"Ustedes, que son mi pueblo, huyan de esa ciudad, para no hacerse cómplices de sus pecados ni ser castigados con sus plagas.18:5 Porque sus pecados se han amontonado hasta el cielo y Dios se ha acordado de sus iniquidades.
18:6 Páguenle con su propia moneda, retribúyanle el doble de lo que ha hecho, sírvanle una porción doble en la copa de sus brebajes.
18:7 Provóquenle tormentos y dolor en la medida de su fastuosidad y de su lujo. Porque ella se jacta, diciendo: Estoy sentada como una reina, no soy viuda y jamás conoceré el duelo.
18:8 Por eso, en un solo día, caerán sobre ella las plagas que merece: peste, llanto y hambre. Y será consumida por el fuego, porque el Señor Dios que la ha condenado es poderoso".


Lamentaciones de los amigos de Babilonia
18:9 Los reyes de la tierra, que fornicaron con ella y compartieron su vida lujosa, al ver la humareda del incendio, llorarán y se lamentarán por ella,
18:10 manteniéndose a distancia ante el horror de sus tormentos:
"¡Ay, ay! ¡La gran Ciudad,
Babilonia, la ciudad poderosa!
Bastó una hora para que recibieras tu castigo".
18:11 También los comerciantes de la tierra lloran y están de duelo por ella, porque ya nadie les compra sus mercancías:
18:12 objetos de oro y de plata; piedras preciosas, perlas, telas de lino y de púrpura, de seda y de escarlata; maderas aromáticas; objetos de marfil, de maderas finas, de bronce, de hierro y de mármol;
18:13 canela, ungüento perfumado, perfumes, mirra e incienso; vino, aceite, harina y trigo; animales de carga, ovejas, caballos y carros; esclavos y seres humanos...
18:14 "Ya no verás más los frutos que tanto deseabas: has perdido esos productos delicados y espléndidos, y nunca más se los encontrará".
18:15 Los que traficaban con esos productos y se habían enriquecido a costa de ella, se mantendrán a distancia ante el horror de sus tormentos, llorando y lamentándose:
18:16 "¡Ay, ay! ¡La gran Ciudad!
Estaba vestida de lino fino, de púrpura y de escarlata,
resplandeciente de oro, de piedras preciosas y de perlas.
18:17 ¡Y en una hora fue arrasada tanta riqueza!"
Los capitanes, los que navegan por las costas, los marinos y todos los que viven del mar, se mantuvieron a distancia,
18:18 y contemplando la humareda del incendio, exclamaban: "¡Ninguna ciudad se podía comparar a la gran Ciudad!"
18:19 Y echándose tierra sobre su cabeza, llorando y lamentándose, decían:
"¡Ay, ay! ¡La gran Ciudad!
Con su opulencia se enriquecieron
todos los que poseían barcos en el mar.
¡Y en una hora ha sido arrasada!"


La alegría de los santos
18:20 "Que se alegre el cielo a causa de su ruina, y alégrense ustedes, los santos, los apóstoles y los profetas, porque al condenarla, Dios les ha hecho justicia".
18:21 Y un Ángel poderoso tomó una piedra del tamaño de una rueda de molino y la arrojó al mar, diciendo: "Así, de golpe, será arrojada Babilonia, la gran Ciudad, y nunca más se la verá".
18:22 Ya no se escuchará dentro de ti
el canto de los que tocan el arpa y de los músicos,
de los flautistas y de los trompetistas;
ya no se encontrarán artesanos de los diversos oficios,
ni se escuchará el sonido de la rueda del molino.
18:23 No volverá a brillar la luz de la lámpara,
ni tampoco se escuchará la voz de los recién casados.
Porque tus comerciantes eran los grandes de la tierra,
y con tus encantos sedujiste a todos los pueblos.
18:24 En ella fue derramada la sangre de los profetas y de los santos, y de todos aquellos que han sido inmolados en la tierra.





Pediremos al Señor su protección y amparo, pero hemos dejado a Babilonia atras?





Babilonia, nuestras vidas sumergidas en el deseo inmundo, la traición, el Dios DINERO ante todo DIOS, y cuando nos llega el momento, vamos en busca del humilde, el despojado, el castigado, el inocente cordero llevado al matadero "Jesucristo".





Hoy el Señor nos dice HUYAN, POR QUE USTEDES SON MI PUEBLO !!!

Carta a los Efesios

6

La armadura del cristiano
10 Por lo demás, fortalézcanse en el Señor con la fuerza de su poder.
11 Revístanse con la armadura de Dios, para que puedan resistir las insidias del demonio.
12 Porque nuestra lucha no es contra enemigos de carne y sangre, sino contra los Principados y Potestades, contra los Soberanos de este mundo de tinieblas, contra los espíritus del mal que habitan en el espacio.
13 Por lo tanto, tomen la armadura de Dios, para que puedan resistir en el día malo y mantenerse firmes después de haber superado todos los obstáculos.
14 Permanezcan de pie, ceñidos con el cinturón de la verdad y vistiendo la justicia como coraza.
15 Calcen sus pies con el celo para propagar la Buena Noticia de la paz.
16 Tengan siempre en la mano el escudo de la fe, con el que podrán apagar todas las flechas encendidas del Maligno.
17 Tomen el casco de la salvación, y la espada del Espíritu, que es la Palabra de Dios.


Exhortación a la oración
18 Eleven constantemente toda clase de oraciones y súplicas, animados por el Espíritu. Dedíquense con perseverancia incansable a interceder por todos los hermanos,19 y también por mí, a fin de que encuentre palabras adecuadas para anunciar resueltamente el misterio del Evangelio,20 del cual yo soy embajador en medio de mis cadenas. ¡Así podré hablar libremente de él, como debo hacerlo!













Mt. 24, 24 - (La gran tribulación de Jerusalén)
24 Porque aparecerán falsos mesías y falsos profetas que harán milagros y prodigios asombrosos, capaces de engañar, si fuera posible, a los mismos elegidos.